Páginas

6 dic 2012

Devenir de la vida

Hay un momento en la vida de toda persona en la que se pregunta quién es y qué está haciendo con su vida. La resupuesta nunca es sencilla, algunas veces basta con ignorar ese pequeño interrogante y seguir adelante sin darle importancia, pero en ocasiones la vocecilla interior nos insta a descubrirlo y ese camino nos lleva con mucha frecuencia a la frustración o la infelicidad.

¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? ¿Cuál es mi cometido en esta vida?

Preguntas sencillas de esquivas respuestas. No basta que te respondas "soy María, vivo aquí y trabajo de dependienta" pues esta respuesta no te identifica en absoluto. Tú sabes que eres algo más, algo intangible, eres tus pensamientos, muchos de ellos contradictorios, eres imprevisible. Ya no recuerdas aquel sueño que tuviste en la infancia, deseabas ser astronauta, o actor, o cantante, o médico. La vida te llevó por otro camino, la economía familiar no te permitió seguir tu sueño y éste se fue apagando poco a poco hasta que sus susurros no fueron audibles.

Seguramente ahora estarás pensando "era un sueño infantil e inmaduro, era imposible que llegase a dedicarme a eso" pero te estarás engañando. Nadie más que tú sabe que has llegado a este mundo con un motivo, aunque no sepas cual. La vida va dejándote pistas y de ti depende interpretarlas de forma adecuada para conseguir realizar tu espíritu. Has llegado a este mundo con una serie de aptitudes (dibujar, escribir, pintar, gobernar, operar, construir, inspeccionar...) y sólo de ti depende desarrollarlas para conseguir la paz interior, esa que llega cuando te sientes realizado por hacer algo con lo que realmente te sientes a gusto.

La vida es un pequeño espacio de tiempo, el margen de errores es limitado y debes elegir con cuidado tus opciones. A veces debes renunciar a lo que te gusta por sobrevivir, otras veces has de arriesgarlo en un todo o nada con aquello que realmente te apasiona. Las decisiones siempre serán tuyas y de ellas dependerá que consigas la realización para que un día, cuando la vejez se haya instalado en tu cuerpo y las arrugas enmarquen tu rostro, te mires al espejo y comprendas que tu vida ha tenido significado para ti, y que todos los obstáculos que sorteaste merecieron la pena.