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24 feb 2014

CATSTERS Cap3; Mami, las ratas se meten conmigo

Tony entró en casa y tiró con decisión la mochila contra la pared. Le dolía todo el cuerpo. La profesora Mimí lo había llevado a la enfermería para que pudieran curarle las heridas y ahora tenía un montón de tiritas y vendas distribuidas por todo el cuerpo.

Su madre, sorprendida por el ruido de la mochila al caer, apareció en lo alto de las escaleras y sus ojos observaron atónitos el estado de su cachorrillo mientras la cola comenzaba a menearse sin control.

-- Tony, ¿qué te ha pasado?

El gatito miró a su madre y echó las orejas hacia atrás.

-- Nada.

-- ¿Nada?--repitió alterada.

Tony resopló y caminó cojeando hasta el salón para dejarse caer en el sofá y acurrucarse. El colegio no era lo que él había pensado, y hacer amigos parecía algo imposible en aquel lugar infestado de ratas que le odiaban. ¿Por qué le odiaban? En ningún momento había insultado a Rosco Ratoni, simplemente había defendido el honor de su padre.

Su madre se sentó junto a él y comenzó a ronronear. Eso siempre conseguía calmar a Tony, el ronroneo de su madre era suave y melódico, y cuando era más pequeño le había ayudado a conciliar el sueño las noches que tenía pesadillas.

-- Cuéntame qué ha pasado, Tony--pidió con suavidad.

Tony suspiró y se apretujó contra su madre con las orejas hacia atrás.

-- Unas ratas me han pegado.

-- ¿Por qué?

El cachorro desvió la mirada con odio, recordando cómo la profesora Mimí hablaba sobre su padre.

-- Por defender el honor de papá.

Su madre guardó silencio por un instante, pero continuó con el ronroneo que calmaba tanto a su cachorrillo y con suavidad acarició su pelaje salpicado de vendas. Había temido que ocurriría algo así cuando le llegase el momento de ir a la escuela y cruzarse en el camino de las ratas, ella sabía que en esos momentos el apellido Catony era una maldición para su indefenso cachorro.

-- Papá era un buen gato--dijo su madre con suavidad--pero eso debe quedar sólo en nuestros pensamientos, Tony. Recuerda que quien manda ahora es quien le mató.

El gatito miró a su madre con tristeza y se acurrucó junto a ella.

-- La profesora Mimí dijo que papá había atacado por la espalda a Rosco, como si fuese un tramposo--Tony hizo una pausa y con voz suave prosiguió-- ¿Qué pasó en realidad, mami?

La gata inspiró profundamente y cerró los ojos un segundo. Sabía que tarde o temprano su cachorro le haría aquella pregunta, y que ella tendría que contestarla, por más que le doliera recordar aquel trágico día, por más que intentara proteger a su pequeño de la verdad. 

-- Había comenzado la guerra de familias--empezó su madre, mirando a un punto fijo de la pared-- y las calles eran más peligrosas que nunca. Nosotros siempre tuvimos guardaespaldas que facilitaban nuestra seguridad, pero eran tiempos complicados. Tú sólo eras un bebé, aún no habías abierto tus pequeños ojitos. Un día llegó un amigo de tu padre con una carta urgente que debía llegar cuanto antes a la familia Persari, nuestros primos más cercanos, ya que necesitábamos toda la ayuda posible. Me confió la carta a mí ya que Anthony había salido con unos cuantos gatos más para sofocar un ataque de los Ratoni--calló por un instante y su gesto se endureció--Las ratas sabían que era una carta para pedir ayuda, y habían seguido al amigo de tu padre hasta nuestro hogar. Él se enfrentó a las ratas mientras nos daba tiempo para escapar. Te cogí con los dientes y salí por la puerta de atrás rápidamente, buscando un lugar donde ocultarnos. Zigzagueé entre las calles con rapidez, sintiendo la presencia de las ratas tras nosotros. Y entonces me llegó el olor de las ratas que esperaban al final de aquel estrecho callejón para acorralarnos. Sólo tenía unos pocos segundos y sin pensarlo dos veces te oculté tras unas cajas de cartón. Al poco rato, las ratas que nos perseguían me habían dado alcance y las que aguardaban al final de la calle también. Después de que me preguntaran por la carta y me negase a dársela se abalanzaron contra mí y peleamos. Consiguieron herirme varias veces y yo me deshice de dos de ellas que salieron chillando en busca de ayuda. Pero eran demasiadas. Consiguieron inmovilizarme en el suelo y entonces llegó Rosco. 

"-- ¿Qué tenemos aquí?--había dicho Rosco-- ¡Si es la gatita de Catony! ¡Qué sorpresa se va a llevar ese gato cuando vea que estás en mi poder!"

"-- Si crees que usando ese tipo de chantaje vas a conseguir que se rinda estas muy equivocado, Ratoni--contesté yo."

"--Ya veremos. Pero antes debemos hacerle llegar el mensaje de que ahora eres de mi propiedad. Rati, córtale la cola y envíasela a su querido Anthony."

"Una de las ratas se acercó con una sonrisa asquerosa en el hocico, enseñándome intencionadamente los dientes con los que pensaba roer mi cola hasta separarla de mi cuerpo.Bufé con energía y me revolví en el suelo, pero debía tener encima al menos a siete ratas que se ocupaban de impedirme escapar. Y cuando la rata comenzó a morderme la cola me revolví y lancé un maullido de dolor al aire. Temí que mis gritos te alertaran y comenzaras a maullar, de modo que aguanté el dolor sin emitir sonido alguno, deseando ante todo que no te encontrasen a ti. "

"En ese momento llegó tu padre con unos cuantos gatos más, que se avalanzaron directamente sobre las ratas que me estaban atacando, dejando que Anthony se enfrentara con Rosco."

"-- Has llegado antes de los esperado Catony--rumió Rosco con desprecio--Pero estoy preparado."

"Los gatos consiguieron liberarme de las ratas y las persiguieron en su huida mientras tu padre se mantenía firme ante Rosco, preparado por si le atacaba. Entonces, en los tejados sobre nosotros aparecieron cientos de ratas, y comprendí que lo que Rosco quiso desde el principio fue que Anthony acudiese a ese lugar."

"Tu padre me miró, comprendiendo lo que pasaría a continuación. Con una simple mirada me preguntó por ti, y le respondí desviando la mirada hacia las cajas de cartón donde te había ocultado de la vista de las ratas. Nunca olvidaré la melancolía con la que Anthony me miró en ese momento, con la pena inscrita en sus ojos."

"-- Márchate Celine, salvaos."

"Las ratas comenzaron a descender del tejado y se lanzaron contra tu padre, que se revolvió contra ellas impidiendo que llegasen hasta mí. Con rapidez te cogí de las cajas de cartón y comencé la huida, saliendo de aquel callejón, y volví la mirada atrás una última vez para ver cómo tu padre daba su vida por salvarnos a nosotros dos."

Tony había escuchado la historia con atención y no se había dado cuenta de que las lágrimas caían por sus ojos mojando su pelaje pardo. Su padre no sólo no era un cobarde, si no que había sido un héroe entregando su vida para defender a los suyos. 

-- Tony--llamó su madre con tono serio-- Es importante que no hables de esto con nadie. ¿Me lo prometes?

El gatito asintió varias veces con su cabeza y sintió una punzada de dolor en el corazón al darse cuenta de que nadie jamás sabría lo que realmente hizo su padre por ellos.

-- No te metas con las ratas y obedece a tu profesora mañana, no contradigas nada de lo que digan--le dio un lametón en las orejas y le sonrió--Ahora ve a jugar a tu cuarto antes de cenar.

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Celine subió las escaleras y se asomó al cuarto de su hijo. Allí estaba Tony, jugando tranquilamente con un ovillo de lana haciéndolo rodar entre sus patas. Celine sonrió. Esperaba que al menos saber la verdad calmase a su hijo y al mismo tiempo le ayudase a ser precavido con las cosas que decía. No quería que temiera a las ratas, pero debía aprender a no responder ante sus provocaciones para evitar conflictos. Suspiró y volvió a bajar las escaleras para preparar la cena.

Cuando Tony oyó los pasos de su madre descendiendo la escalera dejó el ovillo en el suelo y se acercó hasta la ventana, observando fijamente a las ratas que pasaban por la calle arrastrando sus colas desnudas por el suelo. Si algo tenía claro era que no pensaba dejarse pisar por ellas más tiempo.




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